Liderazgo ante el espejo: ¿desde dónde lideras tú?
El pasado fin de semana leí el artículo «En la punta de los dedos» de Manuel Vicent en El País que me ha llevado a escribir esta reflexión. Manuel Vicent se pregunta en qué tipo de Dios creemos cada uno de nosotros. Yo me he tomado la libertad de llevarlo al mundo del management y el liderazgo.
El artículo inicia presentando la imagen que pintó Miguel Ángel en el techo de la Capilla Sixtina, en la que aparecen Dios y Adán a punto de juntar las yemas de sus dedos y que podría compararse con el momento en el que un líder establece un vínculo con su equipo. Se pregunta Manuel Vicent, en ese escenario, quién de los dos es el verdadero creador de esa conexión. Y lo mismo podríamos decir del manager y su equipo, en ese binomio tan relevante en las organizaciones.
Hay líderes que moldean a sus colaboradores a su imagen y semejanza, siguiendo un estilo directivo con apenas espacio para la autonomía. Estos líderes son figuras imponentes que ejercen un alto control, manteniendo una vigilancia desde su posición, como si estuvieran en la cúspide de un triángulo isósceles.
En ciertos momentos históricos, estos líderes cobran protagonismo, representados por aquellos que mezclan poder y autoridad con mano de hierro. Podrían ser algunos de los políticos de nuestro tiempo o directivos corporativos con un enfoque más rígido y militar.
Otros tienen estilos de liderazgo más terrenales, proponen empatía y apoyo, aunque en la práctica no siempre tienen la capacidad o los recursos para cumplir con las necesidades reales del equipo. Intentan dar seguridad a cambio de promesas de ayuda que a veces quedan sin respuesta, llenando sus palabras de gestos simbólicos que no siempre se traducen en acciones.
Por poner otro ejemplo, hay líderes abiertos a recibir tanto elogios como críticas por parte de sus colaboradores (y colaterales). Son aquellos que entienden que la autoridad no es absoluta y que las voces de todos los miembros del equipo importan. Estos líderes reflejan un estilo más inclusivo, donde las opiniones diversas son bienvenidas y se alienta a los colaboradores a que contribuyan activamente. El empoderamiento y el self management, con todos sus defectos y virtudes, son muy representativos de este estilo.
Desde ESPERTA, trabajamos permanentemente haciendo que los líderes se pregunten por su estilo natural de liderazgo, proponiendo que cada uno se pregunte qué tipo de líder es, porque al final, uno siempre termina por dirigir a otros en función de lo que lleva dentro de sí mismo.
Como dice Manuel Vicent, cada uno es el líder de sí mismo, unos lideran más con la lógica de su conocimiento, razón y maleta, otros a través de sus creencias, intereses y el corazón, y muchos desde los impulsos que rigen su cabeza, sus drives naturales donde la personalidad toma tanta fuerza.
Victor Frankl, en su libro “La vida en busca de sentido” señala: «La vida exige a cada individuo una contribución y depende de él descubrir en qué consiste.» Aquí Frankl se pregunta, en medio de las atrocidades del campo, cómo puede dar una respuesta adecuada a esta «pregunta» que la vida le plantea. Encuentra que asumir la responsabilidad de su propia existencia y de la de los demás, con dignidad y humanidad, le da un propósito.
Tal como nos sugiere Victor Frankl, os insto a preguntaros:
Y tú, líder que se peina, pinta, afeita o lava la cara cada mañana frente al espejo, ¿qué tipo de dirección estás ofreciendo a tu equipo?
Pablo Ozonas
Socio de ESPERTA